Fui figurante en un mundo
desconocido,
Un lugar donde la
normalidad va en silla de ruedas.
Un rincón, en un supuesto
Cosmos de perfección.
A un suspiro, entre la
ausencia y el despertar.
A un suspiro, entre parálisis
y movimiento.
Un lugar donde la discapacidad
tiene nombre y apellidos.
Un lugar donde no se teme
a la adversidad.
Un espejo para el mundo.
Un subsuelo fértil que
seguirá dando paso a la esperanza.
Pionero en la mayoría de
afectaciones neurológicas,
donde se darán la mano esfuerzo
y paciencia,
con un solo fin,
sobrevivir.
Ni tan siquiera aquí
podrían ayudarme…
Y en ese rincón, lloré…
Te acercaste para saber
mi nombre y una frase me impacto de ti,
“¡Estás en el mejor
lugar, jamás te rindas!“
Compartimos apenas unas
horas.
Te fuiste, supe que para
siempre…
Te recordaré…
Entre muchos, ¡Tu!
Debiste romper corazones,
me guiñabas el ojo en
tanto que,
intentabas articular la
palabra guapa,
tú lo eras más…
Me explicaste a tu
manera,
que no apreciabas dolor
ni amor del esternón hasta los pies,
que fue un estúpido
accidente,
que te dejó a tu suerte,
¡Ni te miró!,
se olvidó de tus grandes
ojos azules.
Imposible no recordarte
eternamente…
D.M.