jueves, 15 de marzo de 2018

DESDE MI ADOLESCENCIA A MI PADRE

Hablar nervioso, lento,
escogiendo y dosificando sus palabras,
penetrantes en mi,
como inyección dosificada de heroína,
ahondando lentamente,
surcando mis venas,
entumeciendo mis ideas que,
aunque no brillantes,
ruines no lo son.

Tu que presumes de ser quien eres.
Tu que pretendes ser maestro
de lo que algún dia fuiste.
Tu que lamentas mi proceder, desordenado.
¿Cómo ser?,¿Cómo no ser?, ¿Cómo hacer para ser alguien?
Ves…, ¡no tienes razón!

¡No puedo ser así!
Pensar, recapacitar, esperar.
Soy tal vez un pequeño monstruo,
¿algo que no debería existir?
¡Más así soy!
Proyecto de chiquilla que empieza a envejecer.
Hormonas que se unen formando pirámides de error.
Orgullosa y espontanea,
aunque no segura,
como esa flor…,
duradera de doce a doce sin saber
si existirá mañana.

¡No sufras!
¡Sólo comprende, que no cambiaré!
Porque nací queriéndote y moriré alabándote.
Porque soy parte de ti…,
esa porción pequeña que te duele nerviosamente,
llegando a pellizcarte,
hasta el punto de ebullir.

Te doy gracias por ser como eres
y lloro por no ser como tu,
tal vez no tan gruñón pero,
te quiero así.

Como esa ave que pretendiendo alzar el vuelo,
sin espera, recapacita y vuelve…,
vuelve, para decirte que no le dejes,
que le des la mano.
Y subiendo los dos,
fueron envidiados por esa multitud
que la califico de necia,
por no pensar, recapacitar y esperar…

T´estimo.
D.M.